6. Te tentarán con una tarifa plana de servicios
Un día encuentras un cliente que quiere que escribas varios artículos al mes para su blog, además de llevarle las redes sociales, el boletín de clientes, descripciones de productos para su tienda online, etc. Al final, te pide que propongas un precio cerrado para crear todos los contenidos que necesite cada mes. ¡Te recomiendo que nunca hagas eso!
Cómo evitarlo: las tarifas planas son peligrosas porque siempre sucede una de estas dos cosas: a) Acabas haciendo más trabajo del acordado; o b) El cliente empieza a insistir en rebajar el precio «porque ya lo tienes dominado». ¡A mí me ha pasado! Por eso, con los clientes fijos prefiero emitir una factura a final de mes en la que incluyo el resumen y el precio de todos los servicios realizados.
7. Te quedarás sin cobrar algún trabajo
La pregunta no es si sufrirás un impago, sino cuándo. El 36 % de los redactores freelance se ha quedado sin cobrar algún encargo. Y a menudo el moroso es el cliente que menos te esperas. Por eso debes estar siempre prevenido, incluso aunque se trate de una empresa importante y el cliente parezca serio… ¡a veces resultan que no lo son tanto!
Cómo evitarlo: cobra siempre por adelantado como mínimo el 50 % del presupuesto de tu trabajo, pide al cliente sus datos de facturación completos antes de iniciar algún trabajo y, en caso de duda, es mejor que no aceptes un encargo que no sabes si vas a poder cobrar. Además, asegúrate de facturar como un profesional y enviar recordatorios de pago a tus clientes «despistados».
8. Toparás con un mal cliente
Hay muchos tipos de clientes que pueden convertir en un infierno tu trabajo de redactor: desorganizados, ignorantes, agobiantes, desconfiados… Pronto te cansas de trabajar con ellos porque todo se vuelve terriblemente complicado, pero no puedes mandarles a paseo porque entonces no cobrarás tu trabajo… ¡Qué gran dilema!
Cómo evitarlo: pide siempre al cliente que te dé instrucciones claras antes de iniciar el trabajo, cobra una parte por adelantado y pacta cómo será el proceso de revisión en el presupuesto o el contrato del servicio. Cumple tu parte del acuerdo y exige al cliente cumplir la suya. Y si no te sientes a gusto con un cliente, aprende a decir no con estos útiles consejos de Javier Barros.
9. Aceptarás un encargo que te supera
Tarde o temprano, surgirá un trabajo que te arrepentirás de hacer aceptado por cualquier razón: es demasiado largo, aburrido o complejo, el texto no fluye, la relación con el cliente no es buena… Pasan los días y ves que no vas a llegar, el resultado no será satisfactorio y el cliente lo rechazará. ¡Tranquilo, a todos nos ha pasado!
Cómo evitarlo: aunque es positivo ampliar tu abanico de servicios de redacción, en general procura no meterte en terrenos que no dominas. Pacta plazos de entrega y condiciones realistas con el cliente y, si algo no marcha bien con el trabajo, díselo lo antes posible. Es mejor retirarte a tiempo de un trabajo que hacerlo tras dedicarle muchas horas.
10. Recibirás una carta negra de Hacienda
Aproximadamente una vez al año, la cartera llama a mi puerta para entregarme un misterioso certificado. Hábilmente, esconde el sobre a su espalda hasta que firmo el recibo y entonces me entrega la temida carta negra de Hacienda (negra porque el sobre lleva un gran recuadro de este color para que no se transparente el contenido). Normalmente, estas cartas son para avisarme de que he cometido algún error en mis declaraciones de impuestos y me multarán si no lo arreglo. ¡Y eso que pago religiosamente!
Cómo evitarlo: la única manera de evitar problemas con Hacienda y la Seguridad Social es cumplir con las obligaciones fiscales de los redactores. Te digan lo que te digan, no se puede facturar a través de cooperativas, ni emitir facturas sin ser autónomo, ni tampoco debes pasarte de listo intentando desgravarte gastos que no corresponden. ¡Te acabarán pillando y recibirás la Carta Negra!
¿Te ha pasado alguna de estas cosas? ¿O qué añadirías a la lista?
Redactor Freelance
8 marzo 2019 at 08:25Hola:
Si acordasteis el pago a 30 días, deben cumplir al igual que tu cumples con las entregas de los contenidos.
Lo peor no es que te paguen más tarde, es que ya no sepas cuándo te van a pagar o si finalmente vas a cobrar.
Desde luego, yo no enviaría ni un contenido más hasta de que te hayan abonado las 2 facturas pendientes. Si ves que el tema se demora con excusas o simplemente no te responden, prueba a llamar y el siguiente paso sería mandar una carta certificada reclamando el pago de las facturas vencidas.
Es muy lamentable que sucedan este tipo de cosas, a mí me ha pasado varias veces y con las empresas grandes acabé cobrando tarde y mal, pero con empresas más pequeñas me he tenido que comer varios impagos.
Espero que todo salga bien y cobres lo que te deben, aunque finalmente pierdas al cliente. Si necesitas asesoramiento para la reclamación de la deuda o los siguientes pasos a realizar escríbeme a redactorfreelanceblog[at]gmail.com y te cuento mi experiencia.
¡Saludos!
Anónimo
7 marzo 2019 at 16:02Hola Roger!
Una vez más gracias por tan valiosa información.
Quería pedirte tu opinión acerca del tema siguiente:
Resulta que llevo desde diciembre trabajando como redactora para el blog de una empresa bastante conocida; y en las condiciones acordamos que el pago de las facturas sería a 30 días. Sin embargo, no se está cumpliendo.
Para que te hagas una idea, la factura de diciembre se abonó 10 días más tarde de la fecha de vencimiento (a los 40 días naturales) y después de habérselo recordado en un par de emails, sin tan siquiera darme una explicación por el retraso o unas disculpas.
Como era de esperar, volvió a pasar. Me encuentro a día 7 de marzo con la factura de enero vencida (sin pagar) y la factura de febrero pendiente de pago. El equipo que gestiona el blog me presiona para que empiece con los artículos de marzo; pero llevo una semana detrás para que me paguen la factura de enero y me han contestado que por cambios en la administración el pago se realizará en una o dos semanas… es decir, a los 50 o 60 días naturales en vez de a los 30 acordados.
Amablemente les comuniqué que hasta que se abonara la factura de enero no podía seguir redactándoles contenidos, debido a que llevaba ya dos meses trabajando por adelantado y no se estaban abonando las facturas en los plazos acordados. No obtuve respuesta.
Mi pregunta es: ¿he hecho mal diciendo que hasta que no me paguen al menos una factura no seguiré trabajando para el blog? ¿O es lo más lógico? ¿Qué harías tú?
Es muy frustrante trabajar mes a mes y ver cómo se acumulan las facturas; ya que si yo cumplo los plazos para entregar los contenidos cada semana, ¿por qué no hacen lo mismo con el tema de pagos? En fin.
Gracias por tu tiempo!
Redactor Freelance
28 marzo 2018 at 08:38Hola Ricardo:
Para gestionar proyectos de esta envergadura, te aconsejo echar un vistazo a estos consejos:
redactorfreelance.com/2014/09/guia-para-escribir-grandes-documentos.html
En cuanto al precio, la única forma que se me ocurre de ajustar tu tarifa sin perder demasiado es pactar unos plazos de entrega amplios y flexibles con tu cliente. De este modo podrías combinar otros trabajos mejor pagados con la redacción del libro en los momentos en que no estés muy ocupado.
Pero ya te digo que el precio siempre es un obstáculo importante en estos casos, la mayoría de mis propuestas para escribir libros han fracasado por ese motivo.
¡Un abrazo y suerte con el proyecto!
jricardo
27 marzo 2018 at 17:27¡Hola Roger! Gracias por tu artículo. Como siempre, muy atinado y me indentifico al 100% con lo que comentas.
Casualmente ahorita estoy lidiando con un cliente que quiere que le ayude con la redacción de un libro. En principio, todo iba muy bien, hasta que recibió la cotización. Me dijo que volviéramos a la mesa de negociación y que lo habláramos personalmente. Lo más probable es que se haya asustado jeje! Y eso que le hice descuento.
En definitiva, hay mucho desconocimiento sobre lo que vale y cuesta nuestro trabajo. Alguna recomendación para no perder el cliente ni el proyecto? Es el mejor encargo que me ha salido en mi corta trayectoria de redactor.
Gracias a ti y a todos los colegas por sus valiosos comentarios.
Saludos,
Ricardo
Redactor Freelance
27 marzo 2018 at 08:49Hola Ana María:
Encantado de volver a saludarte y muchas gracias por compartir tus experiencias.
¡Se nota que llevas tiempo en esto, porque te ha pasado prácticamente de todo!
Me encantan las soluciones tan positivas que propones ante las diferentes dificultades. Sobre todo me gusta mucho cómo resolviste el tema del impago.
Es un placer ver que bien te organizas, tomo nota de algunos de tus consejos.
¡Saludos!
Redactor Freelance
27 marzo 2018 at 08:48Hola Valentín:
Máxima exigencia por el mínimo precio, y si cuela cuela…
Espero que, gracias a la información y al apoyo mutuo que nos damos en este tipo de foros, cada vez haya menos redactores dispuestos a aceptar condiciones tan injustas.
Un abrazo
Redactor Freelance
27 marzo 2018 at 08:48Hola Valentín:
Gracias por darnos más detalles sobre este nuevo tipo de estafa.
De momento no me ha llegado nada parecido, pero está muy bien que aviséis para que la gente lo sepa.
Un abrazo,
Roger
Ana María Vaccaro
27 marzo 2018 at 00:33Hola Roger excelente post y de mucha ayuda. Vender demasiado barato me pasó al principio cuando recién comencé a trabajar freelance. A medida que pasa el tiempo y con experiencia además de ver los precios que se manejan en el mercado, me propuse evaluar mi precio justo como también el aumento de la tarifa de redacción y es lo mejor que pude hacer para no sentir hastío en lugar de placer al escribir.
Presupuestos que no salen, también me pasaba hasta que leí tu artículo ¿Cómo volver a contactar con clientes antiguos o que no han respondido a tu oferta? y funciona.
Pruebas de redacción? También al principio y gratis pero solo una vez, nunca más realizo una prueba si el cliente piensa no pagarla y lo dejo en claro apenas me hace la propuesta. Hasta ahora siempre terminan pagándola. De hecho como prueba cuento con mi blog con varios artículos para que cualquier cliente pueda hacerse una idea sobre mi estilo.
Si el tema no me gusta, no acepto el trabajo, pues si bien sé que puedo escribir sobre cualquier temática, evito los temas que me enviarían con continuidad y están fuera de mi agrado.
Propuestas para escribir un ebook me ha sucedido más de una vez y lo he hecho pero con éxito, porque dejo en claro desde el principio el temario, el desarrollo del libro, si la investigación la voy a hacer yo o me brindan información para editar, la maquetación y el precio.
El servicio de redacción de un ebook es algo que los clientes no suelen comprender lo laborioso que es, por esta razón muchas veces no aceptan el presupuesto. Pero la verdad es que es preferible perder un trabajo, antes que cobrar barato por un trabajo que bien vale el precio estipulado según la cantidad de páginas.
Siempre es recomendable mantener una buena relación con el cliente, sobre todo cuando se plantea de ante mano una tarifa plana, porque las indicaciones han de ser muy caras desde el principio y si el cliente pretende agregar más tareas, las mismas se cobran aparte. El tema puede estar dominado pero bajar el precio… ¿por qué si el trabajo sigue siendo el mismo? Creo que no es una buena excusa para cobrar menos de lo que corresponde.
¿A quién no le paso quedarse sin cobrar un trabajo? Por suerte no de clientes conocidos sino de nuevos que por tratarse de una propuesta tentadora la acepté y no cobré, pero como seguía teniendo acceso a su blog y al esperar lo suficiente para el pago, me quedé con los artículos que más adelante me sirvieron para vendérselos a otro cliente que sí me pagó por ellos. Pero no es una situación común, porque por lo general cuando un cliente no paga, impide el acceso al blog y obviamente terminamos perdiendo tiempo y dinero.
Mal cliente por desorganizado, también. Buen pagador pero desorganizado con las instrucciones. Con paciencia se puede resolver preguntando y volviendo a preguntar hasta tanto todo se encuentre muy bien clarificado para comenzar con el trabajo.
Aceptar un encargo que me supera por suerte nunca me pasó porque me da terror no poder cumplir, sobre todo cuando se trata de un cliente que es bueno y que conozco desde hace mucho tiempo. Evalúo la extensión, el tiempo para terminar el trabajo, el precio y en base a ello le entrego mi presupuesto incluyendo todos los detalles.
El comentario de Carlos Albero Romay sobre el tema pájaros, no aves y medioambiente a la distancia es muy gracioso, queda claro que es un cliente que no sabe lo que quiere. Algo parecido es quien busca posicionar una página con un blog para lo cual no sabe si pedir redacción de contenido web o hacer marketing de contenido, se lo explicas, haces lo que te pide pero no se convence y te pide otra cosa y así sucesivamente hasta que dices, pues si crees que tú sabes tanto hazlo tú y págame lo que me debes y así fue me pagó y se dedicó a hacerlo él.
Saludos y gacias por tu artículo como siempre muy útil.
Valentín Gerardo Robles W.
26 marzo 2018 at 19:44Gracias por el post, Roger. Demasiado útil.
Comentar que se ve bien seguido en plataformas freelance al cliente "más por menos": te lo exige todo: artículo de prueba con las máximas exigencias posibles, rapidez en la entrega y calidad superlativa. Pero… tiene un presupuesto menor a 10 USD.
Saludos cordiales,
Valentín.
Valentín Gerardo Robles W.
26 marzo 2018 at 19:30Qué bueno que lo comentas, Eva, porque hace poco recibí ese email y me parece genial que esto se conozca en un blog tan respetado como el de Roger. Espero que ningún colega caiga.
Se hicieron pasar por una política de Malí llamada Aminata Dramane Traoré. Llevan tiempo haciéndolo, porque encontré el caso en un Twitter. Gracias a Dios no caí, sólo perdí tiempo.
Agregaría que la estafa está bien hecha, y si no se está atento se puede caer, porque hasta te mandan papeles bancarios, el pasaporte de esta política y aseguran que te van a devolver los 500€ (además te ofrecen una cantidad muy superior), y en ciertas circunstancias se puede perder la cabeza debido al monto ofertado.
Saludos cordiales,
Valentín.
Redactor Freelance
26 marzo 2018 at 17:27¡Vaya, eso sí que NO me ha pasado nunca!
Cómo está el panorama, Eva. Gracias por contarnos tu experiencia, realmente es alucinante la fauna que hay por Internet intentando aprovecharse de los freelance.
Saludos y gracias por leerme
Unknown
26 marzo 2018 at 17:18Ahi te faltó el caso del "Cliente africano". te escriben para que traduzcas un libro, generalmente una figura reconocida de su país. Una oferta tentadora que no te puedes creer. Cómo estas inscrita en varias plataformas de trabajo preguntas dónde consiguió tus datos y te dice que de internet.
Te manda una muestra de lo que vas a traducir y una copia del contrato firmado para su revisión, firma y reenvío y seguidamente te manda una copia de un depósito a tu nombre por la mitad del trabajo…¿Suena fabuloso no?
Pues seguidamente te envía un correo, que por reglamentación legal de su país debes depositar una garantía de 500 Euros que te serán devueltos al termino del contrato y que misteriosamente debes depositar en Western Unión y no en el banco.
Aparte me ha pasado lo de las pruebas gratis, lo de mandar infinidad de propuestas sin recibir respuesta, las plataformas donde nunca me escogen.
Pero bueno apenas tengo un año y considero que me ha ido bastante bien.
Saludos, muy buen post al igual que todo lo que publicas
Redactor Freelance
26 marzo 2018 at 17:06¡Nueve de diez, eres un Pro! 🙂
Sí, hay gente que no entiendo por qué insiste en contratar un redactor freelance, si está claro que ellos lo saben hacer mejor que tú!!!
Gracias por comentar, Daniel.
Daniel Terrasa
26 marzo 2018 at 16:45Hola Roger.
En mi caso, nueve de diez.
Además de esos errores que mencionas y en los que intento no volver a caer, para mí lo peor es sin duda el cliente desconfiado, también el que te corrige constantemente y nunca está satisfecho. ¡Trabajar con gente así es un verdadero calvario!
un saludo,
Redactor Freelance
26 marzo 2018 at 15:46Gracias a ti por leerlo, Verónica. ¿Te sientes identificada con alguna de estas situaciones?
Unknown
26 marzo 2018 at 15:16¡Excelente artículo! ¡Gracias por tu aporte y ayuda!
Redactor Freelance
26 marzo 2018 at 14:38¡Qué bueno saludarte de nuevo, Carlos!
Me he reído mucho con tu historia de "los pájaros", casi se podría hacer un relato de terror 🙂
Me alegro de que "todavía" no hayas tenido problemas fiscales, que siga la buena suerte!!!
Un abrazo
Redactor Freelance
26 marzo 2018 at 14:34Sé lo que es eso: vergüenza con el cliente y contigo mismo por no haber cumplido… No es nada fácil salir de una situación de este tipo: o aprietas los dientes y acabas como sea, o te encaras al cliente e intentas negociar una salida apropiada. En cualquiera de los dos casos, ya has perdido!!! 🙁 ¡Suerte y muchos ánimos!
Carlos Alberto Romay
26 marzo 2018 at 14:07Hola Roger, tanto tiempo.
Es muy cierto lo que dices, salvo la última (hacienda) me pasaron y aun pasan las demás.
Incluso si el cliente conoce las tarifas solicita un precio menor (incluso se ofenden si uno les dice que "es mi tarifa, tómelo o déjelo").
Ni hablar de los clientes difíciles que te piden cosas del estilo "necesito que escribas sobre pájaros, pero sin tocar el tema aves, solo el medioambiente que afectan??. " Cuando logras dar con el tema, envías el borrador y te dicen "pero hombre, y no hablas de pájaros"?, lo editas, lo envías "no, no, no hables de pájaros ni de medioambiente afectado, solo de la percepción del hombre acerca de la naturaleza del efecto de la migración de las aves" ?????.
Ni hablar de escribir sobre lo que no te gusta (empecé redactando de implantes de senos y hongos…fabuloso).
Las pruebas de redacción hace rato que no hago y como bien dices, tengo mi sitio y mi portfolio en Contently, el que me da excelentes resultados.
¿Presupuestos que no salen? Creo que si hubieran aceptado todos los que envié ya estaría retirado viviendo de lo que facture.
Con respecto a los libros o eBooks totalmente de acuerdo; el cliente no sabe ni por aproximación lo que cuesta y vale redactar, editar, formatear y publicar un libro, con lo cual piensa que le estas cobrando caro.
Realmente un placer “saber que no estoy solo” y que todos sufrimos una o varias de estas “afecciones” que aquejan a los redactores freela.
Un enorme abrazo!
Lorena
26 marzo 2018 at 13:45Sin duda que suceden, a mí el mal cliente y el sin cobrar me tocaron en una misma persona el año pasado. Pero, como cobro la mitad por adelantado me salvé con un poco de dinero, aunque la segunda mitad la redujo casi al mínimo (¡y eso que ya llevaba un descuento como del 30%!). Aprendí la lección, no lo vuelvo a hacer. Sobre el encargo que me supera, estoy en eso y quiero llorar, tengo esta semana para terminarlo (con un atraso de un par de meses, algo que nunca me había sucedido) y dándome golpes de cabeza por haber aceptado hacer este libro. 50 páginas y sonaba sencillo… Pero siento que no me da la vida ¡y me siento terriblemente avergonzada con el cliente!
De todo aprende uno… No hay duda de ello.
Lindo artículo Roger, nos recuerdas que no estamos solos en este camino tan lleno de "aventuras".
¡Que tengas un buen día! =)