¿Cómo diferenciarte de otros redactores freelance?

En Internet hay todo un ejército de redactores freelance a la caza de clientes. Y cada vez aparecen más. No todos lo hacen bien, ni son redactores profesionales, pero están ahí. Puede que alguna vez te hayas enterado de que han elegido a otro en vez de a ti y hayas empezado a preguntarte: “¿Pero qué tengo yo de malo? ¿Por qué a él sí y a mí no?”. Pelear con la competencia no es fácil. Pero, como siempre ocurre cuando existe un exceso de oferta, el que llama la atención es el que ha aprendido a diferenciarse. ¿Cómo conseguir que te elijan a ti y no a otro? Veamos algunos puntos fundamentales.

1. Entiende que no todos los clientes son para ti

El primer paso para diferenciarte consiste en entender que no todos los clientes son para ti. Esto puede sonar duro, porque lo que todos queremos es aumentar nuestra facturación al máximo. A veces no te quedará más remedio que aceptar algunos trabajos que no quieres, pero no lo hagas siempre.

Hay clientes que no te convienen para tu trabajo de redactor freelance y muy pronto lo vas a descubrir. Tienes que definir un perfil de cliente ideal en el que te vas a enfocar (mira los diferentes tipos de clientes que existen aquí).

Haciendo solamente esto, ya estás diferenciándote de los redactores que lo aceptan todo siempre y a cualquier precio. Aprende a decir “no” de vez en cuando.

2. No vayas a buscar trabajo donde va todo el mundo

Diferenciarse es muy complicado cuando tienes que competir con 80 redactores en vez de con 8. Si siempre vas a buscar trabajo a donde va todo el mundo, piensa que es perfectamente lógico que te cueste diferenciarte.

Tu cliente potencial ha leído otras 79 ofertas de redactores aparte de la tuya. Por muy buena que sea, no es probable que logres captar su atención. Lamentablemente, es lo que suele pasar con las webs de trabajo freelance donde empieza todo el mundo.

Las probabilidades de que haya otro redactor con más experiencia que tú son altas. Cambia la estrategia y no apuestes solo por los marketplaces.

Cómo diferenciarte de otros redactores freelance

3. Crea un blog y una buena página web

No seas tú siempre el que llama a las puertas. Consigue que sean los clientes quienes vengan a buscarte a ti. Crea un blog y una página web que atraigan a tu público objetivo.

Sólo haciendo esto, ya te distingues de muchos redactores que no se han tomado la molestia de crear su propia página. Mira qué no puede faltar en tu página web de redactor freelance aquí.

4. No vendas; aporta valor

Enfócate en el valor que puedes aportar al cliente. No estás tratando de timar a nadie, no eres un buscavidas. Es una relación win-win, donde el cliente se beneficia de tu trabajo y tú cobras por tu tiempo, tu esfuerzo y tu conocimiento. Por eso no es buena idea hacer pruebas de redacción sin cobrar.

Si estás pensando en cómo ayudar a tu cliente a ganar más dinero, se te percibe como un profesional (una manera es explicarle por qué es buena idea que te deje firmar los artículos que escribes para su blog). A la gente no le gusta que le vendan; no le gusta la publicidad intrusiva. Tienes que aportar algún consejo útil en tu primera toma de contacto; demostrar que no estás solo pensando en dinero. Fíjate por ejemplo en los consejos para contactar con los clientes a puerta fría que ofrece este artículo.

5. Pon tarifas serias

Las tarifas poco serias atraen a clientes poco serios; y las tarifas serias atraen a los clientes que buscan calidad. Si quieres distinguirte de otros redactores, no te conviertas en un redactor ‘low cost’. Cobrar tus textos a menos de 10 euros, como hacen muchos redactores, te puede acabar pasando factura.

Hay otra manera de competir y no es por precio. Es competir en calidad. Tendrás menos cantidad de clientes, pero te pagarán mejor. Podrás dedicarle más tiempo a cada uno y eso permitirá que también te vean como un redactor diferente y más eficaz. ¡Un redactor que destaca de los demás!

6. Dale al cliente lo que busca

Hay unas cuantas cosas básicas que siempre debes incluir en tu web, perfil de redes sociales o propuestas y que ayudan a destacar sobre los demás:

  • Tu cara: al cliente siempre le gusta saber con qué persona está tratando, incluso cuando compra o contrata por Internet. Por ese motivo, recomiendo que incluyas en tu página o perfil una foto tuya real y actualizada, de forma que pueda ponerle “cara” al profesional al que le pide una oferta. No tengas vergüenza, es como poner la foto en tu currículum.
  • Dónde estás: es una información que puede parecer secundaria si ofreces tus servicios por Internet, pero al cliente le interesará saber si te encuentras en España, Latinoamérica, cerca de su ciudad, etc. Sobre todo por temas prácticos como los horarios, festivos, contexto cultural, posibilidad de concertar una reunión… ¡o simplemente porque le transmite más confianza!
  • Tus conocimientos y habilidades: no basta con decir que eres un buen redactor. Explica también qué estilos o materias dominas especialmente para que el cliente se haga una idea. Piensa que hay mucha gente capacitada para escribir un buen texto, pero no todos lo pueden hacer con el estilo, la profundidad o el dominio de la materia que tú puedas tener.
  • Tu experiencia: más que el curriculum (o como complemento de éste), recomiendo publicar una breve biografía que resuma tu trayectoria profesional para que el cliente sepa mejor quién eres y lo que haces, sin entrar en tanto detalle de fechas y nombres de empresas. El CV en bruto es algo frío y puede dar pie a interpretaciones erróneas si no lo explicas.
  • Tus servicios: tú sabes que eres un redactor todo terreno y que eres capaz de escribir desde un artículo de opinión a la descripción técnica de un producto. Sin embargo, el cliente no tiene porqué saberlo. A menos que le expliques claramente todos los tipos de contenidos que puedes generar, puede pensar que no eres la persona más adecuada para su encargo.
  • Tus clientes: en principio nada te impide citar nombres de clientes para los cuales has desarrollado trabajos de redacción, a menos que te hayan pedido expresamente que no lo hagas. Saberlo es algo que da bastante confianza a los clientes potenciales, aunque recomiendo enumerar a clientes antiguos o con los que tengas una buena relación.
  • Qué opinan los demás de ti: además de incluir los nombres de tus clientes, también puedes pedir a aquellos con los que tengas más confianza que te escriban un par de líneas resumiendo su experiencia contigo y luego publicar las que resulten más favorables. Parece algo muy de marketing a la norteamericana, pero todo ayuda a generar confianza.
  • Cuánto cobras: lo de “presupuesto a medida, tarifas muy competitivas, los precios más baratos, etc.” está muy bien, pero no es suficiente para el cliente. Incluye una tarifa concreta o unos precios orientativos de manera que pueda hacerse una idea de lo que le va a costar el encargo. Así también te ahorrarás el esfuerzo perdido que supone preparar presupuestos y propuestas para clientes que no están dispuestos a pagar lo que valen tus servicios.

Finalmente, nunca está de más que intentes destacar las razones por las cuales un cliente debería elegirte: experiencia, conocimientos, profesionalidad, versatilidad, etc. Cada vez hay más redactores y todos ofrecemos servicios muy similares, de modo que párate a pensar un momento: ¿Qué es lo que te diferencia del resto?

Comentarios

  • Laura Elena
    25 marzo 2016 at 20:09

    Especializarse y no querer abarcar todo porque es imposible saber escribir de todo.Yo añadiría ese punto.
    Buen post.Saludos!

  • Redactor Freelance
    16 febrero 2016 at 09:34

    ¡Gracias! Me ha gustado lo de "espineado", es lo que yo llamo un refrito jejeje
    redactorfreelance.com/2015/09/como-hacer-un-refrito-de-un-articulo.html

  • Anónimo
    16 febrero 2016 at 09:11

    Estoy de acuerdo sobre todo con el último punto. Por desgracia las tarifas de redacción se han desplomado debido a la alta competencia, lo cual está llevando a muchos a considerar que un texto de 1000 palabras por más de 5 euros es demasiado caro. Claro, luego se encuentran con trabajos copiados o espineados y terminan por llegar a al conclusión de que todos los redactores somos iguales, cuando el problema está en que reciben exactamente lo que están pagando.

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