Te levantas una mañana, miras el calendario… ¡y resulta que ya estamos a fin de mes! Te ha vuelto a pasar: apenas te quedan unas pocas horas para cumplir las entregas mensuales con tus clientes fijos, acabar ese encargo que llevas días posponiendo, preparar las facturas… Puede que en ese momento te preguntes, como el gran Joaquín Sabina:
O, en el caso de un freelance:
«¿Dónde han ido todas esas horas que he dedicado a trabajar?»
Porque nadie puede decir que no le echamos horas. Según la «Radiografía del Freelance» de LanceTalent, los freelance trabajan de media más horas que los profesionales por cuenta ajena. Cerca del 31 % dedica a su trabajo más de 40 horas semanales.
Además, el 66 % trabaja a tiempo completo como freelance, lo que a menudo incluye largas jornadas de lunes a viernes, fines de semana e incluso noches.
Entonces, ¿cómo es que raramente conseguimos terminar todo el trabajo a tiempo?
En mi caso particular, tengo por regla general no trabajar de noche, pero entre semana normalmente estoy pegado al ordenador de 9 de la mañana a 6 de la tarde. También trabajo muchos sábados por la mañana e incluso algunos domingos por la tarde.
Hago solamente 15 días de vacaciones y raramente me cojo algún puente o festivo, excepto los “imprescindibles” como Navidad y Fin de Año (también me ha tocado trabajar alguna vez).
Eso sí, el hecho de ser freelance me permite no tener que pedir permiso a nadie para acompañar a mi pareja al médico o hacer gestiones; irme a visitar a la familia unos días; o escaparme un fin de semana con los amigos de vez en cuando.
Puede parecer una barbaridad de horas, pero cuando trabajaba para otros tampoco tenía mucho tiempo libre.
En mi último empleo por cuenta ajena, una startup del sector tecnológico, salía de casa a las 8 de la mañana y volvía a las 9 de la noche. Cuando tenía algún viaje, me pasaba dos o tres días sin pisar mi casa, trabajando incluso en el avión o en el hotel por la noche. En la oficina, nadie se atrevía a marcharse antes de que el jefe hubiese dejado su despacho. Y si tenía alguna ocurrencia de última hora, te decía “No te vayas, que cuando acabe esta reunión tengo que comentarte una cosa”. Y eso podía implicar quedarte allí hasta medianoche, esperando a que te llegara el turno de ser atendido.
Yo lo odiaba.
No me importa trabajar muchas horas, pero quiero ser el dueño de mi tiempo. No me da la gana que nadie decida por mí si esta tarde acabaré de trabajar a las seis o a las diez de la noche. Ni tener que negociar cuándo me voy de vacaciones.
Por eso me hice freelance. Ahora trabajo tantas o más horas que antes, pero soy más feliz. Yo decido cómo organizo mi tiempo. Y dado que tampoco estoy dispuesto a que los clientes manejen mi horario a su antojo, desde hace unos años aplico unas medidas de productividad un poco extremas, pero que a mí me han permitido evitar pérdidas de tiempo y poder dedicar la mayor parte de mi jornada a lo realmente importante: escribir.
(NOTA: si estás empezando, estas medidas pueden ser contraproducentes en tu fase de lanzamiento como copywriter freelance. Antes de pasar al nivel extremo, te recomiendo echar un vistazo a estas medidas de productividad básicas para los principiantes).
Hay un concepto de productividad que me encanta: los llamados «ladrones del tiempo».
Son todos aquellos aspectos que te roban tiempo de trabajo, a menudo unos pocos minutos cada vez, pero que se van acumulando hasta desbaratar por completo tu jornada de trabajo.
Cuando oí hablar de este concepto, me puse a pensar en cuáles eran los ladrones del tiempo en mi trabajo como redactor freelance. Y decidí eliminarlos a toda costa.
Aquí va la lista de mis enemigos de la productividad, que posiblemente sean también los tuyos, y las formas en que he conseguido librarme casi totalmente de ellos.
Por mi trabajo como copywriter, proyectos de mis clientes y temas personales, tengo media docena de cuentas de correo electrónico. Cada vez que miro la bandeja de entrada, hay algún mensaje nuevo. Hay días en que puedo recibir cerca de 50 mensajes nuevos. Si me dedicara a mirar y contestar al instante cada mensaje nuevo que llega, no haría nada más en todo el día. De modo que tengo desactivadas todas las notificaciones de mensajes entrantes y solo miro el correo cuatro veces al día: por la mañana cuando empiezo, antes de comer, después de comer y antes de acabar de trabajar. ¿Y sabes qué? Nadie se ha muerto aún porque no haya respondido un mensaje (y por cierto, aún así consigo contestar el 99 % de los mensajes que recibo).
Es radical, pero efectivo. Cuando tenía el número de teléfono publicado en mi página web, recibía llamadas de gente con “urgencias” incluso a medianoche.
Era habitual que alguien me llamara dentro o fuera de mi horario de trabajo y me tuviera media hora al teléfono explicándome sus grandes planes, para al final decidir que no podía permitirse el precio de mis servicios de redacción; o acabar diciéndome que, antes de decidir, tenía que valorar otras opciones (y hacer perder media hora a otros tantos freelance).
Ahora solo acepto comunicaciones por correo electrónico y únicamente doy mi teléfono en casos muy contados, para llamadas programadas a horas determinadas con el fin de discutir trabajos en firme. Para todo lo demás, el correo electrónico es suficiente.
Los clientes más «modernos» suelen preferir Skype al teléfono y te piden hacer una videollamada para contarte sus necesidades. En el 99 % de los casos, las videoconferencias son una terrible pérdida de tiempo: la otra persona no está conectada a la hora acordada, no conseguís encontraros en la aplicación, el sonido o la imagen no funcionan correctamente, la llamada se corta al cabo de un rato… Y cuando por fin lográis conectar y veros las caras, como a diferencia de ti el cliente no se ha preparado la llamada, no sabe muy bien qué decir y empieza a contarte su vida.
Son minutos, incluso horas, de mi tiempo que no voy a recuperar nunca, porque a mí nadie me paga para hablar por Skype. Sin embargo ese tiempo lo podría haber dedicado a escribir, por ejemplo, un artículo pendiente.
De modo que, igual que con el teléfono, solo acepto videoconferencias en ocasiones muy contadas y siempre que sea para hablar de un trabajo en firme.
Como habrás deducido, si no acepto llamadas ni videoconferencias de clientes, mucho menos estoy dispuesto a reunirme con ellos. La verdad es que vivo lejos de la mayoría de mis clientes, por lo que físicamente me resulta complicado tomarme un café con ellos.
Pero, en mis primeros años como freelance, intentaba aprovechar mis viajes a Barcelona y Madrid para visitar a varios clientes potenciales. Esto suponía una gran inversión en tiempo y esfuerzo, pero no se traducía en más encargos. De modo que ahora no voy a visitar a nadie: cuando viajo es por placer y aprovecho para pasar todo el tiempo que puedo con mi familia, amigos y compañeros freelance.
Hemos hablado mucho de las webs de trabajo freelance y si realmente son útiles. Básicamente, la conclusión es que se trata de sitios donde se publican pocas ofertas, mal pagadas y en las que hay mucha gente pujando por conseguir el trabajo con la tarifa más baja.
¿Por qué perder tiempo en ellas?
Yo al principio de hacerme redactor también entraba cada mañana en estos sitios para ver si encontraba algo. Pero con el tiempo me di cuenta de que no era muy productivo…
Así que ahora prefiero dedicar mi tiempo a promocionarme de todas las formas posibles y buscar clientes a puerta fría.
¡Te aseguro que eso me funciona muchísimo mejor!
«¿Y tú qué es lo que haces exactamente?». Esto me lo han llegado a preguntar en muchas llamadas y videoconferencias que no sirvieron de nada.
Gente que me llamaba porque se supone que estaba interesada en mis servicios.
Que tenía una necesidad urgente de hablar conmigo esa misma tarde, aunque fuera a última hora.
De modo que, cuando publiqué mi página web actual, me aseguré de explicar muy clarito quién soy, qué hago y cómo puedo ayudar a mis clientes.
Esto incluye descripciones detalladas de los servicios que ofrezco, cómo trabajo, cuánto cuestan, etc. De este modo, cuando un cliente se interesa por mis servicios, solo tengo que indicarle los enlaces de mi web donde puede encontrar la información que busca.
Porque siempre preguntan lo mismo: ¡no hace falta repetirlo varias veces cada día!
En el Encuentro de Redactores Freelance tuvimos un interesante coloquio sobre la venta consultiva. Básicamente, la idea era vender tan bien tus servicios de copywriting que al final el cliente ansiara contratarlos, sin importar el precio. O eso entendí yo.
Mi enfoque es distinto: no quiero perder el tiempo encandilando a alguien que no está dispuesto a pagar los 40 euros que cobro por un artículo para blog. De modo que mis tarifas de redacción están en mi web, perfectamente detalladas y a disposición de quien quiera verlas. Así, si deciden contactarme, nos podemos saltar la fase del regateo (y del «¿Tú qué haces exactamente?») para centrarnos en hablar del trabajo.
La elaboración de presupuestos requiere mucho tiempo y no siempre da los resultados que esperas. Al principio de mi trabajo como redactor freelance, dedicaba horas a preparar un presupuesto, explicarlo todo, hacer sugerencias…
Con el tiempo, me di cuenta de que hacer un presupuesto demasiado detallado supone el riesgo de que te roben ideas y tampoco incrementa de manera significativa las posibilidades de conseguir un trabajo. De modo que hago presupuestos más sencillos, empleando plantillas de presupuesto fáciles de adaptar a cada caso.
Cuando eres freelance y todos los gastos salen de tu bolsillo, es habitual la tentación de hacerlo todo por ti mismo. Es algo que también tardé en aprender, porque me gusta hacer las cosas yo mismo si puedo. Pero al final, eso te quita tiempo para escribir y los resultados no siempre son buenos.
Por lo tanto: si necesitas hacer una página web, contrata a un diseñador; si no te aclaras con las facturas y las liquidaciones de impuestos, contrata una gestoría; si tienes que preparar una encuesta online, contrata a un programador.
Lo mismo ocurre con servicios complementarios como la gestión de redes sociales de clientes: si te encanta ese tipo de trabajo y quieres ser mitad redactor, mitad community manager, ¡adelante con ello!
Pero si aceptas encargarte de ello por hacer un favor, porque no parece tan complicado, para que el cliente esté contento… Entonces, mejor busca a alguien que pueda ocuparse y tú dedícate a lo tuyo: redactar contenidos.
Hay muchos tipos de clientes que suponen un peligro para los freelance. Tienen la capacidad de hacerte perder mucho tiempo, ponerte de los nervios y al final quedarte sin cobrar. Es algo que me ha costado mucho aprender. Pero en ocasiones, es mejor decir que no a un trabajo.
Si no ves claro el encargo, si el cliente no se sabe explicar, si no te inspira confianza… Di que no estás disponible y pasa a otra cosa. ¡Te ahorrarás muchos disgustos y mucho tiempo perdido para nada!
¿Te identificas con lo que cuento? ¡Opina!
Soy periodista, redactor freelance y bloguero desde 2006. Escribo para otros porque quiero comprar tiempo para escribir para mí. Además, enseño a otros freelance cómo ganar dinero trabajando por su cuenta en RedactorFreelance.com y mediante mi ebook «Guía del Redactor Freelance». ¡Si quieres hablar, contacta!
Redactor Freelance
19 octubre 2018 at 07:17Jeje sabía que Sabina no podía fallar! Lo del WhatsApp me mata, clientes enviándote mensajes a las diez de la noche o las siete de la mañana… Lo he atajado rápido: ya les he dejado claro que no hablo de temas de trabajo por WhatsApp, solo correo y teléfono con cita previa. ¡Saludos y a aprovechar el tiempo!
Daniel
18 octubre 2018 at 21:24Vine por Sabina y me quedé por el contenido. Gran artículo Roger. En especial me gustaría hacer énfasis en el último punto y en esos clientes que sólo representan una pérdida de tiempo.
A veces cuando uno comienza a vender, le quiere vender hasta su abuela, a pesar de que no sea un cliente adecuado. Recuerdo en mi primer año trabajando como redactor independiente. Con tal de que un cliente no se fuera, yo le ofrecía de todo y con la llegada de WhatsApp éste se sentía con el derecho de hablar y mandar mensajes a cualquier hora y cualquier día. Finalmente decidí no hacerlo más porque era un enorme vampiro de tiempo, y todavía peor, a veces no pagaban.
¡Saludos!
Redactor Freelance
18 octubre 2018 at 08:51Me alegro de que te identifiques con lo que explico, Álvaro.
Conozco el principio de Pareto, pero no el libro de Richard Koch que comentas. Me lo apunto para echarle un vistazo.
¡Saludos!
Redactor Freelance
18 octubre 2018 at 08:50Sin duda las redes sociales son un gran ladrón de tiempo, Milena. A día de hoy solo estoy pendiente de los comentarios y mensajes que me llegan en forma de alerta al correo electrónico. Solo de vez en cuando a lo largo de la semana entro para ver los muros de la gente que sigo, novedades, etc. porque si no te puedes pasar todo el día.
Solo en el caso de Twitter sí que la consulto varias veces al día para ver las tendencias, pero solo unos minutos cada vez.
¡Saludos!
Redactor Freelance
18 octubre 2018 at 08:03Al menos espero que valga su peso en tiempo jaja me alegro de que te haya gustado. ¡Saludos!
Abel García
17 octubre 2018 at 22:39Un artículo que "vale su precio en oro". Enhorabuena,Roger, y mil gracias por compartir aspectos de tanta utilidad. Saludos .
Álvaro
17 octubre 2018 at 22:00Excelente artículo Roger, me siento muy identificado.
Importante lo que comentas sobre las tarifas. No tiene sentido ocultarlas, es una pérdida de tiempo y de energía. Los clientes sensibles al precio no contratan redactores de calidad, por mucho copywriting que apliques. Pero con ellos también debemos ser honestos.
Las citas y videoconferencias son otra pérdida de tiempo innecesaria. Lo mismo que las consultas al correo electrónico o las llamadas.
El principio del 80/20 (libro de Richard Koch) es perfecto para aprender a priorizar. Lo recomiendo a cualquier redactor freelance. Gracias a él he mejorado mi cartera de clientes.
Un saludo.
Milena Wetto
17 octubre 2018 at 16:19Estoy de acuerdo contigo al 300%. Por suerte, creo que aplico o intento aplicar todos tus consejos.
Yo agregaría uno más que a mí me hizo sacar tiempo de donde creía no tener: alejarme de las redes sociales.
El año pasado logré hacer 2 cursos de especialización, solo invirtiendo el tiempo que perdía "escroleando" sin parar en mi muro de Facebook.
Ahora solo reviso mis redes un rato antes de irme a la cama. Y el mundo no ha cambiado ni he dejado de enterarme de nada verdaderamente importante por ello.
Interesantísimos tus tips. Gracias por compartirlos!
Redactor Freelance
16 octubre 2018 at 16:07Me parece muy interesante lo que comentas, Helena.
Utilicé una herramienta de este tipo hace años cuando trabajaba en una agencia, aunque resultaba poco funcional porque el tiempo lo tenías que controlar tú e irlo introduciendo en una especie de hoja de resumen (te estoy hablando de hace 15 años).
Me consta que las herramientas actuales de este tipo funcionan mucho mejor y pueden resultar muy prácticas para identificar ladrones de tiempo y clientes que no resultan rentables. Personalmente no las uso pero no descarto hacerlo en el futuro.
¡Muchas gracias!
Unknown
16 octubre 2018 at 12:43Gracias por el artículo. Le he leído mientras escribía un texto (algo no estoy haciendo bien jajajja). Solo añadir una cosa que me funciona muy bien para quien tiene varios clientes y es la utilización de una herramienta como T Metric que registra el tiempo que pasas con cada proyecto, artículo, cliente, etc. Cada vez que inicias una actividad lo apuntas. Al final de cada mes ves el número de horas trabajadas, el tipo de trabajo en el que tardas más, el cliente que más dedicación supone. Es verdaderamente clarificador para darnos cuenta de cómo hacer nuestros presupuestos.
Redactor Freelance
15 octubre 2018 at 17:42Exacto, es algo que vas aprendiendo con el tiempo. Al principio te lanzas en plan 24×7 pero poco a poco te das cuenta de que vale más organizarse mejor que trabajar más horas. ¡Saludos!
Redactor Freelance
15 octubre 2018 at 17:40¡Qué bien que los clientes aprendan a respetar tu horario!
Yo también tuve un celular para el trabajo y otro personal, pero era un lío porque cuando iba de viaje tenía que llevar los dos y al final lo di de baja. Luego me di cuenta de que había impreso 2.000 tarjetas de visita con el teléfono que cancele, ¡errores de novato! Así tengo marcapáginas de libro para el resto de mi vida…
Es genial esto que cuentas del cliente respetuoso, yo he perdido más de un presunto encargo por no estar disponible/dispuesto para hablar con el cliente esa misma tarde…
Bueno, prefiero no haber conseguido ese trabajo, la verdad. ¡Qué estrés de gente!
Redactor Freelance
15 octubre 2018 at 17:36¡Me alegro de ser el viejo que lanza la piedra! 🙂 Gracias, espero que estos consejos te sirvan o que consigas organizarte el tiempo mejor que yo, seguro que es posible. ¡Saludos!
Redactor Freelance
15 octubre 2018 at 17:31¡Pues muchas gracias por seguirme y por animarte a comentar!
Sin duda la red social que me ha funcionado mejor para conseguir clientes es LinkedIn.
Estuve muchos años apuntado sin prácticamente utilizarla. Hasta que un buen día, siguiendo los consejos de un gurú del tema, me puse a completar mi perfil, ampliar contactos, me uní a grupos, cree un grupo para este blog, etc.
Poco a poco mi círculo de contactos se fue ampliando y actualmente casi cada semana me contacta algún cliente que me ha encontrado por LinkedIn. Suele ser gente bastante seria que trabaja en empresas, agencias, etc.
Sobre tu segunda consulta, si te refieres a crear una lista de suscriptores para enviarles un boletín o comunicaciones de tu página, precisamente hace unas semanas hablé de la herramienta que estoy utilizando ahora:
redactorfreelance.com/2018/09/migrar-de-mailchimp-a-acumbamail.html
Si te referías a otra cosa, por favor dame más detalles o escríbeme a redactorfreelanceblog[at]gmail.com y lo comentamos.
¡Saludos!
Unknown
15 octubre 2018 at 17:08Amén. Absolutamente de acuerdo con el asunto del correo electrónico, las llamadas y los encargos dudosos. Ya voy aprendiendo. Y sí, soy muy celosa de mi tiempo privado. Lo que ya es de traca es que ni tus jefes o proveedores principales saben en qué consiste tu trabajo (soy correctora de textos) y le prometen al cliente que lo realizarás en plazos de risa. En fin, muchas gracias, Roger. Fantástico, como siempre.
Lorena
15 octubre 2018 at 16:59¡Tan ciertos tus consejos! Yo sí tengo un teléfono (de hecho, lo he implementado recientemente, apenas hace unos meses), pero es un teléfono dedicado y solo lo tengo prendido de 9 a 5 de lunes a viernes, el personal es otro.
Sí he tenido dos o tres clientes que me dicen "te he tratado de hablar, pero no entró la llamada, ¿está bien tu número?"
Siempre les digo lo mismo (por correo): "Está perfecto, te lo dejo de nuevo, es este, estoy disponible de 9 a 5 de lunes a viernes" y ya me dicen "Creo que te hablé fuera de hora".
Lo gracioso es que los que "no consiguen localizarme" por celular, les paso todos los datos por correo e igual no adquieren el servicio, así que considero que fue tiempo ahorrado jaja.
Los demás se vuelven respetuosos a punta de celular no contestado, uno me dijo una vez "está muy bien, tendré que aprender a respetar tus tiempos" y ahora funcionamos más que bien, llevamos como un mes o más trabajando en su proyecto y me manda un correo cuando quiere hablarme para organizar la hora de la llamada.
Cuesta trabajo, pero hago casi todo lo que dices =), solo que de delegar aún me hago líos para tener el dinero para ello, ¡espero hacerlo pronto o me voy a volver loca!
Igual me pasa con los precios, no cobro "tanto", pero he estado haciendo un ejercicio de finanzas y sí debería, para que rinda lo que me pagan por el tiempo que uso.
Espero el año que viene (porque este ya casi termina y puedo aplicar el "año nuevo, tarifas nuevas") hacerle justicia a mi trabajo… Me daba miedo no tener suficientes clientes y al menos ya tengo una base más o menos estable, así que puedo comenzar a ser más precisa.
Es emocionante esto de ser freelance, ¡pero yo creo que el peor enemigo es uno mismo! Me metí al de "consejos básicos" para ver qué decías (que hago muchos, pero el de base de datos se ve fabuloso, ¡lo voy a incorporar!) y en vez de Wunderlist uso Todoist, creo que muchos dicen que se parecen y que Wunderlist da más cosas gratis que Todoist, pero yo estoy contenta con mi app.
En fin, ¡excelentes consejos Roger! Que tengas un lindo inicio de semana =).
Unknown
15 octubre 2018 at 15:31Excelente artículo; como dice el viejo refrán que lance la piedra…y es el caso. ¿A quién, que trabaje como freelance, no le ha pasado lo que bien describes? Es que me vi retratado en cada frase. Te felicito. ¡Ahora a seguir los consejos!
Unknown
15 octubre 2018 at 12:32¡Hola Roger!Te sigo los pasos desde hace casi un año y casi nunca comento en tus entradas. Me ha pasado casi todo lo que comentas en la entrada, desde clientes que quieren que haga mil y un cosas hasta clientes que quieren pagarme menos de un dolar por artículos de mil palabras. En otras instancias me han dicho "pero si lo que haces es redactar, qué tanto" como si el trabajo, esfuerzo y dedicación para aprender no valen absolutamente nada. En más de una ocasión me he quedad indignada, creo también se aprovechan de la situación de mi país para eso jeje. Quisiera saber cuáles son las redes que mejor te han funcionado para conseguir clientes y cómo hago para hacer email marketing de mi pagina web. Saluditos.
Redactor Freelance
15 octubre 2018 at 11:18Gracias Andrea, me alegra saber que te identificas con lo que explico. Cuando he hablado de este tema en otros foros, la gente me ha mirado como si estuviera un poco loco. "¿Cómo no vas a hablar por teléfono con los clientes?". Pero es que después de una década en esto, cada vez soy más celoso de mi tiempo y de mi privacidad. ¡Saludos!
Unknown
15 octubre 2018 at 11:07Hola Roger. Interesantísimo artículo una vez más. Estoy de acuerdo con todos y cada uno de los puntos, que como señalas pueden resultar adecuados pero es la manera de ser más productivos y en el trabajo y no sentir que perdemos horas y horas a cambio de nada. Un abrazo!